Subsidiariedad y democracias

carta-jb-notaPublicado por La Tercera

Señor director:

La organización del espacio nacional y su administración es un proceso sin cierre. Es, y debe ser, una reconstrucción permanente, que se adapte a las nuevas realidades socioculturales, socioeconómicas y socioecológicas.

La Capitanía General de Chile fue controlada por el virrey de Perú hasta la primera Junta de Gobierno y en el periodo de La Reconquista, pero a partir de allí se han producido cambios importantes. Estos incluyen la formación de municipios, provincias, regiones, áreas metropolitanas, territorios especiales y aislados, y debates sobre macroregiones y alcaldías mayores. Lo primordial es preguntarse cuál es el propósito de esta administración y su legitimidad.

En contraste con los sistemas autoritarios, la democracia debe funcionar bajo la premisa de subsidiariedad. Este concepto es un principio base de la Unión Europea, que propone transferir la toma de decisiones al nivel más local posible, donde se experimenta el problema y se conoce su contexto específico. Claramente, la defensa nacional y el sistema judicial requieren una lógica global. Pero hay otros ámbitos donde la subsidiariedad debe regir, como en las gobernaciones e intendencias regionales. El debate principal tiene que ser la definición de sus competencias y recursos. Sin embargo, no debe haber, al inicio, ninguna objeción a la elección directa de sus autoridades.

La asignación de autoridades todavía huele a virreinatos, imperios y autoritarismo central. El gobierno de la gente, por la gente, para la gente y desde donde está la gente; así es la democracia madura, basada en la subsidiariedad.

Jonathan Barton

Investigador Cedeus – UC