24 Jul Propuestas CEDEUS para desconfinamiento: Movilidad y reactivación de actividades

Intervención en Rancagua. Fotografía gentileza de Raimundo Agliati.
24 de julio 2020/ En base a la experiencia de ciudades latinoamericanas que han implementado acciones de carácter sistémico en movilidad, como Bogotá y Ciudad de México, CEDEUS elaboró propuestas para el retorno gradual a las actividades en las ciudades chilenas, articuladas en tres ejes: gestión de la demanda, gestión de la oferta y provisión de infraestructura.
La movilidad en la ciudad post pandemia implica desafíos importantes, considerando que será necesario mantener la distancia entre las personas en calles, veredas, ciclo-infraestructura, estaciones y vehículos del transporte público. En este contexto, los investigadores CEDEUS Juan Carlos Muñoz, Ignacio Tiznado-Aitken, Giovanni Vecchio y Rodrigo Mora proponen medidas de corto plazo que se enfocan en la movilidad urbana, dando respuesta rápida a la exigencia de conjugar la reactivación de actividades y prevención del riesgo de contagio.
Dichas medidas son complementarias a las propuestas del Consejo Nacional de Desarrollo Urbano (CNDU) y a de la Sociedad Chilena de Ingeniería de Transporte (SOCHITRAN) para las ciudades chilenas frente a la pandemia, y son factibles de implementar, ya que el Estado destinará recursos fiscales para estimular la economía en este periodo crítico y las medidas propuestas son de bajo costo.
Sin embargo, Ignacio Tiznado-Aitken señala que “su implementación requiere de la coordinación de diversos actores, por lo que se necesita liderazgo y capacidad de parte de la autoridad para buscar la colaboración entre gobiernos locales, ministerios y la sociedad civil. Por esto, es altamente recomendable la constitución de una mesa técnica que aúne estos actores e identifique fuentes de financiamiento y líneas de acción para el éxito de las iniciativas”.
A continuación, se describen los tres ejes de las propuestas. Aquí puede revisar el documento Movilidad y reactivación de actividades: Propuestas basadas en la experiencia latinoamericana, que fue entregado al Ministerio de Transporte y Telecomunicaciones el miércoles 15 de julio.
1. Gestión de la demanda
La gestión de la demanda de viajes resulta clave para controlar la cantidad de personas que circulan en una ciudad, la que debe enfocarse en disminuir las aglomeraciones en los distintos espacios con el objetivo de aumentar la distancia física entre las personas. En este punto se recoge:
Priorización de actividades. El semáforo implementado en Ciudad de México ayudaría a determinar la secuencia de la reanudación de actividades. Las actividades se clasifican y se establecen aquellas que pueden seguir en formato virtual. Una vez definida la jerarquía de actividades, la medida permite agilizar la gestión de los horarios.
Escalonamiento de horarios de funcionamiento. En Bogotá y Ciudad de México, distintos sectores comienzan y terminan sus actividades en horarios diferidos; educación, construcción, manufactura, comercio, atención y bancos. Esta medida contribuye a aplanar la curva de demanda, reduciendo la intensidad de los periodos punta.
Gestión y promoción del transporte público. Ciudad de México ha mantenido los niveles de oferta en los horarios de mayor demanda y ha cerrado estaciones de Metro de menor demanda para reasignar la oferta. Esto requiere de evaluaciones caso por caso. Por ejemplo, cerrando estaciones solo en horario de punta y/o solo en una dirección, así como también fortalecer los servicios y compañías de buses para promover el uso del transporte público en horario valle.
Continuación de actividades en formato virtual. Bogotá evalúa el teletrabajo y la educación virtual como alternativas de mediano/largo plazo. Las empresas que desarrollen esquemas de teletrabajo podrían lograr bajar la carga al sistema de transporte, por ejemplo, dividiendo a sus empleados en dos grupos: cada grupo teletrabaja dos semanas y trabaja en oficina dos semanas, alternadamente.
2. Gestión de la oferta
A medida que el número de personas en movimiento comience a aumentar, la gestión de los modos de transporte masivos es clave para garantizar viajes seguros. Para ello es preciso comprender la batería de servicios y modos disponibles en cada ciudad como una red dentro un sistema que debe funcionar adecuadamente. Las opciones para la gestión de la oferta pueden incluir:
Planificación dinámica del transporte público. Ciudad de México ha implementado medidas de gestión dinámica, como el ya mencionado cierre de estaciones con poca demanda, lo que exige una coordinación con el sistema de buses, procurando no deteriorar frecuencias e incluso pensar en reestructuración de servicios.
Normas para los viajes en transporte público. Medellín ha introducido medidas que favorecen el distanciamiento entre pasajeros; en el Metro se han instalado elementos que indican cómo desplazarse en los andenes, cómo ubicarse en los trenes y cuáles asientos es posible ocupar. Además, se encuentra vigente el uso obligatorio de mascarillas y la prohibición de hablar y cantar para los pasajeros.
Incentivos para el uso de modos alternativos. Ciudad de México ha impulsado el uso de las bicicletas públicas, reduciendo el precio de inscripción. En Pekín las bicicletas públicas han sido relevantes para la reactivación de las actividades, registrando +150% de usuarios después de las semanas de cuarentena.
Comunicación. Las medidas mencionadas se apoyan en campañas comunicacionales para promover el correcto uso del transporte público, como en Medellín.
En el caso de Santiago, en el cual existe una integración tarifaria completa en el sistema de transporte público, es especialmente importante que la operación de buses, metro y trenes esté muy coordinada. La carencia de una autoridad coordinadora efectiva entre los modos que componen Transantiago y su coordinación con los demás modos de transporte es crítica ante este tipo de desafíos. Esta es una buena oportunidad para avanzar en la necesaria integración en la planificación operacional.
3. Provisión de infraestructura
La provisión y gestión de la infraestructura vial existente es importante para favorecer el uso de modos sostenibles en la fase de reactivación. Promover la caminata y la bicicleta como modos seguros de desplazamiento, y garantizar una mayor oferta y regularidad del transporte público, son relevantes para reducir el riesgo de aglomeraciones. Las opciones para la gestión de las infraestructuras viales pueden incluir:
Nueva infraestructura para peatones y ciclistas. Redistribuir el espacio vial permitiendo que pistas destinadas al flujo de automóviles se destinen a ciclovías de emergencia y el ensanchamiento de veredas. Las medidas implementadas en varios contextos urbanos de Chile y Latinoamérica se concentran en el uso de pintura y señalética, donde los criterios de localización son clave.
Algunas ciudades han realizado también nuevas peatonalizaciones. Ciudad de México cerró tráfico motorizado en más de 40 calles de su centro histórico haciéndolas peatonales. Estas acciones podrían volverse permanentes si generan beneficios importantes. Además, de no obtener los resultados esperados pueden ser ajustadas o revertidas.
En el proceso de implementación de iniciativas de emergencia, la participación ciudadana es un factor importante, como se observa en Salta, Argentina, donde la ciudadanía comprometida ha sido fundamental ofreciendo retroalimentación, indicaciones y respaldando las medidas una vez que han comenzado a operar.
Nueva infraestructura para el transporte público. Es posible realizar corredores de emergencia para transporte público, incluyendo pistas compartidas para buses y bicicletas. La medida puede garantizar una mayor regularidad del servicio de transporte público, ayudando a evitar el hacinamiento a bordo y, por ende, el riesgo de contagio entre pasajeros. Porto Alegre habilitó 13,4 km de nuevas pistas sólo bus, parte de un plan de 20 km de nueva infraestructura para el transporte público.
Asimismo, durante los periodos punta es posible destinar algunos ejes importantes para el uso exclusivo de bicicletas y buses, excluyendo los automóviles (al menos como eje de paso). Los buses podrían circular por la pista derecha y las bicicletas por la izquierda. Esto mejoraría mucho la experiencia de los usuarios de ambos modos y aumentaría la capacidad de los servicios de bus.
Reasignación de recursos económicos. Gracias a su bajo costo, las infraestructuras mencionadas se pueden implementar a pesar de las reducciones presupuestarias. En Bogotá se han relocalizado recursos para uso inmediato que originalmente estaban destinados a los próximos años y Ciudad de México ha propuesto alternativas de bajo costo y rápida implementación, incluso con material de desecho y de bodega, permitiendo resultados funcionales.
Cabe destacar que ambas ciudades cuentan con una sola administración municipal y con amplia autonomía fiscal. Para el caso de Santiago, una estimación realizada por CEDEUS muestra que se podría duplicar la infraestructura de ciclovías con 7 millones de dólares aproximadamente, lo que equivale a 100 metros de una de las líneas de metro que actualmente está en construcción.
Comunicación. En Bogotá, las campañas para el uso seguro de las calles han sido fundamentales para garantizar el respeto de las medidas de rediseño del espacio vial. Estas campañas deberían ser multicanal, buscando que la población recuerde de manera permanente las precauciones necesarias para el cuidado de su salud.