25 Mar La desalación utilizada como nueva fuente de agua para la minería en Chile: desafíos ambientales e infraestructura compartida
22 de marzo/Reporte Minero/ El subdirector Jorge Gironás indica que la minería use desalación «es una alternativa muy interesante, porque es una industria que no requiere agua con altos estándares de calidad para muchos de sus procesos».
La minería en Chile utilizó un 18,07 m³/seg de agua para las operaciones en 2022 y se espera que a nivel nacional -no solo del sector- la demanda incremente en 4,5% al 2030. Para asumir este aumento en el consumo se necesita encontrar nuevas fuentes de agua, como la desalación. Chile se enfrenta a uno de los principales desafíos en torno al cambio climático: la sequía.
En la actualidad, el 72% de la superficie de Chile sufre de sequía en algún grado. Esto ha impulsado al país a crear planes de gestión de los recursos hídricos y así buscar nuevas fuentes de agua, una de ellas la desalación.
Aunque no solo es una solución para los más de 6 millones de habitantes que podrían verse afectados por la crisis hídrica, sino que también para industrias estratégicas para avanzar en la transición energética como es la minería.
De acuerdo con la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco), la industria utilizó un 18,07 m³/seg de agua para las operaciones en la minería del cobre en Chile durante 2022. En detalle, un 66% de las aguas utilizadas provino de fuentes continentales y un 34% de agua de mar.
En el documento se destacó que “la desalinización del agua de mar se ha convertido en una solución beneficiosa para enfrentar la escasez hídrica en la minería”.
“El rol que cumplen las plantas desaladoras es servir como una nueva fuente de agua. (…) Que la minería use desalación es una alternativa muy interesante, porque es una industria que no requiere agua con altos estándares de calidad para muchos de sus procesos, por ejemplo, el enfriamiento”, indicó Jorge Gironás, subdirector del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (CEDEUS) de la Universidad Católica y la Universidad de Concepción.
Existen factores a considerar al momento de implementar plantas desaladoras en el territorio nacional, entre ellos están los costos, el impacto ambiental, consumo de energía y condiciones locales.
El desafío de procurar el cuidado ambiental
En Chile existen aproximadamente 22 plantas desaladoras en operación con capacidad mayor a 20 lts/s y otras 12 en evaluación ambiental, según un catastro realizado por ACADES y Consejo Minero. Pero ¿Cuál es el impacto que tienen realmente este tipo de infraestructura en el ecosistema costero? El informe Desalinización Oportunidades y desafíos para abordar la inseguridad hídrica en Chile, realizado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, indica que uno de los impactos asociados es el “vertimiento de efluentes como sales concentradas, que generan, entre otros efectos, estrés osmótico en organismos tanto pelágicos como bentónicos, así como impactos negativos en el funcionamiento y estructura de las comunidades y ecosistemas marino-costeros”.
Esto se convierte en un desafío latente al momento de instalar plantas en la zona costera del país. Gironás menciona que existen “casos en otros países donde la desalación se ve dificultada por el hecho de que hay una fuerte presión por preservar el ecosistema y por economía locales que se pueden ver afectadas por el proceso”.
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