Juan Carlos Muñoz/Un nuevo problema de equidad: la expansión del centro de Santiago hacia el oriente

extension-santiagoPor Juan Carlos Muñoz / Director del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable

Publicada en Voces de LaTercera.com

En ciudades de gran tamaño la única forma de que los millones de viajes simultáneos se realicen eficientemente en cuanto a tiempo, comodidad y externalidades ambientales, es priorizar los modos de transporte sustentable: el transporte público masivo para viajes largos, pasando a la bicicleta para los de extensión intermedia y la caminata para los locales. La proporción de viajes que tienen que cubrir estas distintas longitudes afecta fuertemente la eficiencia y sustentabilidad de la ciudad, pues permite que estos modos prioritarios jueguen un rol más relevante. Las personas que deben viajar 15 o más kilómetros plantean un desafío muy complejo al sistema pues difícilmente se las podrá servir en menos de 60 minutos puerta a puerta. A modo de referencia, la velocidad operacional de nuestra línea 1 de Metro bordea los 25 km/hr. Es entonces claro que la eficiencia de los sistemas de transporte urbano depende de cómo la ciudad ha estructurado sus actividades.

En ese sentido, la extensión progresiva de Santiago es un fenómeno preocupante, ya que ha significado viajes cada vez más largos. En nuestra capital, por décadas, las viviendas sociales se han construido en sectores periféricos, principalmente en el sur y poniente. Esto ha generado que justamente quienes tienen menos recursos se vean enfrentados a largos viajes para llegar al centro. Estas personas además son usualmente cautivas del transporte público por lo que no cuentan con la posibilidad de desplazarse en automóvil, que casi siempre muestra una velocidad sustancialmente mayor (especialmente si usan las autopistas urbanas).

Los prolongados viajes de estos usuarios están sufriendo un nuevo golpe. Hace tiempo venimos observando que Santiago ha expandido sus principales actividades desde el centro histórico hacia el sector oriente. En una investigación asociada a la tesis de Magíster en Ciencias de la Ingeniería de Gonzalo Suazo pretendemos dar algunas luces que permiten cuantificar y visualizar este fenómeno que aumenta la desigualdad en el acceso a oportunidades que enfrentan los santiaguinos de distintos niveles de ingreso.

Al analizar la evolución de la distribución geográfica de las nuevas inversiones inmobiliarias, resulta evidente el gran aumento de la superficie construida en el cono nororiente de la ciudad (desde Santiago centro y hasta Las Condes-Lo Barnechea). A pesar de representar sólo el 17% de la superficie del Gran Santiago, desde 1990 al año 2015 esta zona ha atraído casi el 70% de la inversión total en cuanto a servicios (principalmente oficinas). En el trabajo de Suazo se observa que esta inversión se ha ido progresivamente extremando hacia el oriente del cono. Esto genera un aumento de la demanda por transporte hacia este sector desde los distintos rincones de la ciudad, lo que provoca, a su vez, problemas de eficiencia y equidad: perjudica mayoritariamente a habitantes de los sectores medio y bajo, y favorece a quienes viven en el cono nororiente, poblado por el sector más acomodado de Santiago.

Es importante preguntarse si queremos dejar que este proceso de expansión del centro de actividades de Santiago siga ocurriendo. Hay experiencias en el mundo de que a través de incentivos tributarios y adecuada regulación se logra orientar la inversión inmobiliaria a zonas de otro modo ignoradas. La tendencia observada en Santiago hasta aquí sigue sin pausa hacia el oriente como lo muestra la creciente colonización mediante equipamiento de oficinas en el sector Estoril. Incluso hay oferta de oficinas en el corazón de La Dehesa que se publicitan como una oportunidad que está “más cerca de tu casa”. Ciertamente más cerca de la casa de quien debe tomar la decisión, pero seguramente más lejos de muchos que tendrán que trabajar allí.