Rehabilitación de los espacios colectivos del Movimiento Moderno

Publicado en Consejo Nacional de Desarrollo Urbano

El periodo de la CORMU, Corporación de Mejoramiento Urbano (1965-1976) produjo en distintas ciudades de Chile interesantes conjuntos de vivienda marcados por un estilo arquitectónico propio del movimiento moderno. Estos conjuntos abarcaron grandes paños de terreno en los que se configuró una lógica distinta a la manzana tradicional compacta de la ciudad latinoamericana, con importantes espacios públicos interiores, circulaciones y placas comerciales que se disociaron de la calle y el tránsito vehicular. Las torres significaron un importante cambio en las ciudades chilenas de fines de los sesenta, aunque hoy en día sus alturas de 25 pisos ya no impresionan al habitante de la metrópolis.

Estos proyectos urbanos representan una forma de densificar la ciudad de la cual se pueden extraer aprendizajes para el futuro. Los conjuntos modernos no solamente incluían torres sino también edificios de menor altura, soluciones habitacionales de distintos tamaños para grupos familiares diversos, con distintos estándares, que permitían la cohabitación de familias numerosas en departamentos tipo dúplex y al mismo tiempo departamentos para solteros, adultos mayores o parejas jóvenes. Estas intervenciones permitieron densidades que están entre las más altas de Santiago hasta la fecha, sin soslayar la entrega de un espacio colectivo generoso, abierto y permeable al resto de la ciudad circundante, muy distinto de las nuevas torres con piscina, gimnasio y salas de eventos para uso exclusivo y privativo.

Si bien estas intervenciones de la ciudad conocieron un deterioro posterior, existe un interés creciente por sus espacios colectivos y en particular por la rehabilitación de sus circulaciones en altura, la mayoría cerradas actualmente al público. Estos espacios resultan ser muy flexibles para acoger distintos usos y también distintos públicos. Por ejemplo, en las torres San Borja existe un colectivo denominado “Pasarelas Verdes” que promueve la recuperación de las pasarelas para uso de la comunidad y organiza conciertos, ferias de diseño, jornadas de limpieza, noches de cine, entre otros. En las Torres de Tajamar, Courtney Smith e Iván Navarro organizaron una acción de arte en el contexto de “Santiago espacios revelados-2016”. En el conjunto Inés de Suarez es posible ver jóvenes utilizando los muretes y escaleras para hacer piruetas y “parcours”; en San Borja, la plaza Pedregal puede dar lugar a un partido de vóleibol. Usos que, aunque imprevistos en el programa inicial, estos espacios permiten y acogen, revelando el enorme potencial de su flexibilidad.

La investigación, que se lleva a cabo en el marco de la línea de investigación “Entorno Construido”, busca justamente aprender de las posibilidades que albergan estas formas construidas y develar las preferencias de los usuarios por estos espacios públicos, para hacer recomendaciones de política pública en un contexto en que la densificación de la ciudad se ha vuelto imperativa.