Movilidad futura para nuestra región

Publicado por El Sur

En este tiempo de balances anuales y proyecciones futuras, parece necesario reflexionar en torno a los desafíos y oportunidades que enfrentan nuestras ciudades y el transporte en nuestro país, y en particular en nuestra región.

Como hemos aprendido de otras ciudades líderes en el mundo, este debate va más allá de “resolver el problema de la congestión”, sino que requiere una mirada de largo plazo, que trascienda la idea de proveer infraestructura al automóvil como la única manera de mejorar nuestros desplazamientos. Por ello, si bien el incentivo a automóviles eléctricos y, en el futuro a automóviles autónomos, es un paso en eficiencia y sustentabilidad, no podemos ignorar que este modo de transporte usa desproporcionalmente el escaso espacio urbano, lo que hace impracticable depender exclusivamente de él. Por esta razón, la tendencia mundial apunta a mejorar las condiciones para caminar, andar en bicicleta y usar el transporte público masivo. Lo que hagamos con estos modos de transporte definirá el futuro de nuestras ciudades.

En el caso de la caminata, generar mejores espacios para caminar no solo en el centro, sino que en toda la ciudad e intercomuna requiere del aporte de todos. Caminar en nuestra ciudad de manera segura y para la mayoría de nuestras actividades cotidianas, debe ser un objetivo clave, pues posibilita el  uso de nuestros espacios públicos, sin distinción de edad, género ni ingreso.

Del mismo modo, es importante apoyar el esfuerzo actual de proveer infraestructura para bicicletas en nuestras ciudades. Es relevante reconocer la gran cantidad de usuarios actuales, como lo muestra el alto flujo de ciclistas en la recientemente abierta ciclovía de O’Higgins,  como  también su gran potencial de crecimiento, tal como se aprecia en ciudades similares de Chile y el mundo. Además de su relevancia en la movilidad, su impacto para la salud y calidad de vida acrecientan el valor de impulsar la bicicleta.

Como sociedad civil debemos exigir a nuestras autoridades una mayor inversión e impulso al transporte público mayor, es decir, en nuestro Biotrén y sistema de buses, pues la sustentabilidad económica, medioambiental y social de nuestra ciudad depende de ello. Económicamente, la evidencia muestra que las mejores ciudades del mundo tienen un transporte público de muy buena calidad, competitivo al automóvil, lo que les permite atraer talentos e inversión. Medioambientalmente, es un modo muchísimo más eficiente en el uso del espacio público y de recursos naturales. Y socialmente, es un instrumento clave de equidad en un país donde todavía la mayoría de los hogares no tiene accede a un automóvil.

El desafío no es menor, pues implica ir más allá de “solucionar un problema” como la congestión, sino que construir una ciudad líder que mejore nuestra calidad de vida cotidiana.