Árboles: vitales para la resilencia de la ciudad

Parque Los Domínicos

Mientras el calor del verano puede agobiar a algunos, en los parques La Castrina, Los Domínicos y Mapocho Poniente de la Región Metropolitana se registran temperaturas de hasta 8°C menos a sus alrededores. 

 

Existe una infraestructura que no requiere grúas, andamios, cemento ni ladrillos, más bien semillas, tierra y agua. Se trata de la infraestructura verde, entendida como la red de espacios verdes naturales o artificiales, público y privados, que está presente en la ciudad y que nos presta más ayuda de la que imaginamos.

A la serie de beneficios que recibimos los seres humanos de manera directa o indirecta de los ecosistemas se les llama servicios ecosistémicos. Algunos saltan a la vista, no podemos comer si no es gracias a la naturaleza y tampoco respirar sin ella. Y en tiempos de cambio climático, cuando la temperatura del planeta sube y los eventos perturbadores como sequías o inundaciones arrecian, la infraestructura verde cobra una importancia clave.

Entre los servicios ecosistémicos más importantes que nos entregan los árboles de la ciudad están la captura de dióxido de carbono (CO2) por medio de la fotosíntesis y la mitigación de temperaturas extremas gracias a la intercepción de la radiación solar y la transpiración de las hojas.

En Santiago, los árboles capturan 37.700 toneladas de Carbono y 2.240 toneladas de otros contaminantes (MP10, Dióxido de Sulfuro, Dióxido de Nitrógeno, Ozono) por año. Según un estudio del investigador CEDEUS Francisco de la Barrera se encontraron variaciones de hasta 8° C en la temperatura de los parques La Castrina, Los Domínicos y Mapocho Poniente de la Región Metropolitana.

“Los parques urbanos son cruciales para la adaptación de las ciudades al cambio climático, ya que mitigan las altas temperaturas y mantienen la humedad del suelo por más tiempo, junto con muchos otros beneficios”, señala la investigadora CEDEUS, Sonia Reyes.

¿Existe una superficie mínima arbolada para notar cambios de temperatura? Sonia Reyes precisa: “Depende del impacto que uno desea – para una casa basta un árbol, para muchas casas muchos árboles – A nivel de la ciudad podemos decir que mientras más grande el parque mejor, porque tiene un mayor efecto “enfriador”.

La investigadora presentó esta información en la ponencia Redes Ecológicas y Resiliencia en el Hábitat Urbano, en un encuentro convocado por el Ministerio del Medio Ambiente de Colombia y la Pontificia Universidad Javeriana: Avances en la gestión de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos en planificación urbana, realizado en septiembre en Bogotá.



Árboles: vitales para la resilencia de la ciudad

Parque Los Domínicos

Mientras el calor del verano puede agobiar a algunos, en los parques La Castrina, Los Domínicos y Mapocho Poniente de la Región Metropolitana se registran temperaturas de hasta 8°C menos a sus alrededores. 

 

Existe una infraestructura que no requiere grúas, andamios, cemento ni ladrillos, más bien semillas, tierra y agua. Se trata de la infraestructura verde, entendida como la red de espacios verdes naturales o artificiales, público y privados, que está presente en la ciudad y que nos presta más ayuda de la que imaginamos.

A la serie de beneficios que recibimos los seres humanos de manera directa o indirecta de los ecosistemas se les llama servicios ecosistémicos. Algunos saltan a la vista, no podemos comer si no es gracias a la naturaleza y tampoco respirar sin ella. Y en tiempos de cambio climático, cuando la temperatura del planeta sube y los eventos perturbadores como sequías o inundaciones arrecian, la infraestructura verde cobra una importancia clave.

Entre los servicios ecosistémicos más importantes que nos entregan los árboles de la ciudad están la captura de dióxido de carbono (CO2) por medio de la fotosíntesis y la mitigación de temperaturas extremas gracias a la intercepción de la radiación solar y la transpiración de las hojas.

En Santiago, los árboles capturan 37.700 toneladas de Carbono y 2.240 toneladas de otros contaminantes (MP10, Dióxido de Sulfuro, Dióxido de Nitrógeno, Ozono) por año. Según un estudio del investigador CEDEUS Francisco de la Barrera se encontraron variaciones de hasta 8° C en la temperatura de los parques La Castrina, Los Domínicos y Mapocho Poniente de la Región Metropolitana.

“Los parques urbanos son cruciales para la adaptación de las ciudades al cambio climático, ya que mitigan las altas temperaturas y mantienen la humedad del suelo por más tiempo, junto con muchos otros beneficios”, señala la investigadora CEDEUS, Sonia Reyes.

¿Existe una superficie mínima arbolada para notar cambios de temperatura? Sonia Reyes precisa: “Depende del impacto que uno desea – para una casa basta un árbol, para muchas casas muchos árboles – A nivel de la ciudad podemos decir que mientras más grande el parque mejor, porque tiene un mayor efecto “enfriador”.

La investigadora presentó esta información en la ponencia Redes Ecológicas y Resiliencia en el Hábitat Urbano, en un encuentro convocado por el Ministerio del Medio Ambiente de Colombia y la Pontificia Universidad Javeriana: Avances en la gestión de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos en planificación urbana, realizado en septiembre en Bogotá.