28 Ene Juan Antonio Carrasco/Sueños a pie y en bicicleta
Diario El Sur / Domingo 27 de enero de 2019 / Por Juan Antonio Carrasco, Ingeniero en Transportes e investigador principal de CEDEUS.
La próxima inauguración de la línea 3 del Metro de Santiago ha generado diversas reacciones locales acerca de la disparidad en las inversiones del transporte público de la Región Metropolitana respecto al nuestro, lo que enfatiza el argumento del sueño de tener un metro por el centro de Concepción. En paralelo, la autoridad de la capital ha anunciado un nuevo impulso al proyecto Mapocho Pedealeable, que consta de una extensión de más de cuatro kilómetros en el borde del insigne río, generando un área privilegiada para el uso de la bicicleta como modo de esparcimiento y de transporte diario. Este proyecto impulsa un área que hasta hace unas décadas atrás era impensable como espacio público, yendo en la línea de las inversiones y prioridad que muchas ciudades del mundo les están dando a la bicicleta.
Así como Santiago tiene su río, nosotros también tenemos un magnífico borde fluvial en el Biobío. Más allá del impulso al soterramiento de la vía férrea, de las erradas decisiones en torno a la construcción y diseño del puente Chacabuco, y varios otros impulsos pasados positivos y negativos, poco se ha discutido la necesidad de impulsar, por ejemplo, un “Biobío Pedaleable” que permita conectar, varias de las comunas con más población del Gran Concepción. De hecho, si uno recorre la ribera Sur del río, con la excepción de algunos tramos, el espacio está primordialmente dedicado a la circulación de los automóviles, privilegiando a la minoría de la población, siendo imposible una continuidad adecuada en bicicleta entre Hualqui y Talcahuano. Aún más, en la mayoría de los tramos, los diseños en torno a estas vías implican una velocidad de circulación que impide a las personas la posibilidad de circular seguros, caminando o en bicicleta, lo cual adquiere mayor importancia considerando las importantes recientes y futuras inversiones viales en algunas áreas.
Lo anterior va más allá de considerar nuevos proyectos urbanos, y toca profundamente los desafíos que tenemos como área urbana y en torno a nuestra futura ciudad. De hecho, la pregunta fundamental es qué modos de transporte y a quiénes privilegiamos en las inversiones urbanas, de quién es el espacio público, y cuál es finalmente nuestra visión de la ciudad. Por ello, así como nos quejamos de la disparidad en la inversión en transporte público de Santiago respecto a nuestra ciudad, me parece relevante que empecemos a buscar más proactivamente muchas más inversiones, con mayor celeridad, en la caminata y la bicicleta, varias de las cuales son bastante más factibles en términos de impactos y montos. Y así como existe un sueño en torno a un metro en la ciudad, invito a que soñemos en tener no solo un Biobío Pedaleable, sino que en una ciudad cuyos espacios verdaderamente privilegien la caminata y la bicicleta.
Fuente: Diario El Sur.