09 May Sebastián Astroza/ Medición de Eficiencia de Modos de Transporte
08 de mayo/ El Sur/ Sebastián Astroza, investigador CEDEUS, reflexiona sobre el transporte y sus distintos medios, en contexto de la Medición de Eficiencia de Modos de Transporte en Concepción.
El pasado martes se realizó la Medición de Eficiencia de Modos de Transporte en Concepción, así como en otras ciudades de Chile y Latinoamérica. En plena hora punta de la mañana, voluntarios utilizaron algún modo de transporte (automóvil, microbús o bicicleta) para movilizarse desde un origen, la Universidad del Biobío en Collao, hasta un destino, el Café Rendibú en la plaza de la Independencia. En nuestra ciudad, el evento fue organizado por el grupo de ciclistas Pedal Autónomo y apoyado por el Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (CEDEUS). Los promedios de tiempo fueron 15, 30 y 33 minutos para bicicleta, transporte público y automóvil respectivamente. Estos tiempos contrastan con los obtenidos en la anterior medición, durante el año 2019, que resultaron ser 16, 27 y 25 minutos para bicicleta, transporte público y automóvil respectivamente.
Si bien fue una medición más simbólica que científica, pues nadie generalizaría a la población entera a partir de un puñado de observaciones en un único para origen-destino, es posible realizar reflexiones interesantes. El crecimiento del parque automotriz durante la pandemia ha hecho que actualmente tengamos calles con mayor congestión. No es coincidencia que el único modo que no haya aumentado su tiempo entre las dos mediciones, pre-pandemia y hoy, sea la bicicleta. Tampoco es coincidencia el aumento del uso del automóvil pues, incluso antes de la pandemia, el espacio público de nuestra ciudad está mayoritariamente dedicado al transporte privado, dejando de lado otros modos de transporte, incluidos peatones.
Esta distribución “autocentrista” del espacio público es una bomba de tiempo: no hay forma que todos y todas nos movamos en automóvil, especialmente en los horarios punta, pues simplemente no cabemos. Es por eso que se hace imperioso fortalecer el transporte público, el cual es mucho más eficiente en cuanto a espacio utilizado (por persona) y emisiones. Medidas como la fiscalización efectiva de las pistas sólo bus permitirían generar mejores tiempos de viaje, mayor confiabilidad y a la larga una alternativa al auto que sea realmente atractiva. Eso sumado a otras medidas a largo plazo que nuestro sistema de transporte realmente necesita. Llegó el momento de invertir recursos con urgencia al transporte público, el que no sólo es más sustentable, también es más justo, debido a su acceso en los segmentos económicamente vulnerables.
Por último, iniciativas como la medición de eficiencia de modos de transporte no deben usarse para desviar el foco. Mirar esto como una carrera -o competencia de tiempos de viaje- significa cometer errores muy graves. Los diferentes modos de transporte se diferencian en mucho más que tiempo de viaje. De hecho, la bicicleta no es sólo el más rápido, también es el que produce menos emisiones, el más eficiente en cuanto a uso del espacio público y el que mayores beneficios genera a la salud de las personas. Por último, los modos no deberían competir, sino que complementarse. No debería ser un sueño el pensar una red de ciclovías en la ciudad y la integración en armonía de la bicicleta y caminata con el transporte público.