02 Jun Jorge Gironás/ Desafíos de la gestión integrada de las aguas urbanas

2 de junio/ Chile GBC/ El investigador CEDEUS, Jorge Gironás, analiza la situación en Chile en cuanto al tratamiento de las aguas urbanas, además explica cómo han llevado esta gestión en otros países.
Chile ha avanzado mucho en la gestión de las aguas urbanas. ¡Qué duda cabe! Coberturas casi totales de abastecimiento de agua potable y alcantarillado, y elevadas tasas de tratamiento de aguas servidas alcanzadas en un corto tiempo, son una clara muestra de esta realidad. A las brechas en abastecimiento seguro de agua potable y protección de la salud pública, se agrega la protección frente a inundaciones, abordada cronológicamente a continuación, y materia donde Chile aún está al debe principalmente por falta de inversión y un uso de un excesivo enfoque sanitario basado en evacuación de aguas lluvias (síntomas), y no en la reducción sostenible de caudales y volúmenes de escorrentía (problema). Eventualmente, las ciudades se acostumbran a la existencia de servicios de agua potable, saneamiento y drenaje urbano que parecen ilimitados, y que son bastane baratos dada las economías de escala involucradas. Sin embargo, en la medida que nuestro conocimiento avanza, y que nuestros estándares socio-ambientales se fortalecen, aparecen limitaciones y obsolescencias en estos servicios que hay que abordar.
Otros países desarrollados ya recorrieron este camino y bien vale la pena dar un vistazo a lo que nos depara el futuro. En su declaración de principios para la práctica del concepto de Ciudades Sensibles al Agua, Brown y Wong (2009) presentan desafíos y brechas que experimentaron las ciudades del primer mundo luego de enfrentar las ya descritas. La lista de estos es amplia, y hoy nos parecen totalmente inmediatos y urgentes. Es decir, todas estas brechas abordadas por los países desarrollados a lo largo de un periodo más prolongado, dado que partieron antes, hoy se nos comprimen y debemos enfrentarlas en un periodo más acotado dada la urgencia por una integración más armoniosa del sistema socio-natural en el contexto de una crisis ambiental y climática global. Las próximas brechas a abordar se relacionan con la protección ambiental y de salud pública. Una vez eliminadas las descargas del alcantarillado no tratadas a nuestros cursos y cuerpos de agua, nos estamos dando cuenta que la ciudad sigue siendo una fuente importante de contaminación puntual y difusa. La escorrentía urbana llega formal o informalmente a los sistemas de alcantarillado, colapsándolos y generándose los llamados eventos de descarga de sistemas unitarios, o vertidos puntuales sin tratar de aguas servidas y de aguas lluvias combinadas. Esta grave situación ya es común en ciudades del sur de Chile con procesos de expansión urbana, y será un tema relevante mientras se elaboren las normas secundarias para las cuencas del país. A este fenómeno se agrega la contaminación difusa producto del lavado, por lluvia, de contaminantes que se acumulan en las superficies urbanas (hidrocarburos, sólidos suspendidos, metales pesados, nutrientes, heces, etc.). Estos dos problemas de contaminación no se solucionan aumentando el número y tamaño de colectores, sino más bien reduciendo los eventos de escorrentía, sus volúmenes y caudales. Esto se logra mediante el uso de infiltración y almacenamiento, particularmente a escalas espaciales pequeñas, como por ejemplo en áreas residenciales y verdes.
Brown and Wang identifican desafíos posteriores relacionados con la escasez de los recursos naturales usados por la ciudad, lo que significar actuar fuera del área urbana en pos de asegurar la integridad del ciclo hidrológico y la disponibilidad de agua. Un ejemplo de esto es el uso de soluciones basadas en la naturaleza en zonas periurbanas para asegurar esta disponibilidad en la cantidad y calidad necesaria. Por último, hay un contexto no estacionario de mediano y largo plazo, con un clima que cambia y generaciones futuras en riesgo producto de nuestras acciones. Por lo tanto, es clave concebir infraestructura adaptativa o flexible, que opere bajo distintas manifestaciones de un futuro incierto, y que sirva a más de un propósito. Un ejemplo de esta son los cauces urbanos que transportan escurrimientos como colectores abiertos y operan como parques cuando no los hay, a la vez de que entregan otros servicios ecosistémicos relevantes.
Qué duda cabe; tenemos una muy compleja tarea por delante, la que no podemos abordar pasivamente, sino por el contrario, de manera decidida e inteligente. El diálogo entre todos los actores urbanos es esencial en este desafío, y el aprovechar las oportunidades que cada día se nos presenta es crucial. No podemos dejarlas pasar.