Ricardo Hurtubia/ Una ciclovía que no da al ancho


27 de agosto/La Tercera/ El investigador principal de CEDEUS, Ricardo Hurtubia, comenta en una columna los problemas que existen en el «ciclopaseo» de la nueva autopista Américo Vespucio Oriente (AVO), recientemente inaugurada en Santiago.

La recientemente inaugurada autopista urbana Américo Vespucio Oriente (AVO) aumenta en seis pistas la capacidad para vehículos motorizados en el eje, con un trazado subterráneo que disminuye – en parte- los impactos negativos de una obra de este tipo, permitiendo tener un bandejón central con parque.

Ese estándar, ciertamente superior y preferible al que se ve fuera de la zona oriente, no resulta gratis. Cientos de árboles fueron erradicados y el Estado de Chile subsidió a la concesionaria con más de 10 millones de UF (el costo de hacer 4 km de Metro). A esto se suman los costos sociales que derivan del mayor uso del automóvil y la expansión urbana que esta infraestructura induce, junto a la dificultad de tener Metro subterráneo en un eje clave como este a futuro.

Un proyecto de esta magnitud, emplazados en la zona con mayor taza de motorización del país, debería haberse esforzado por dar facilidades a modos de transportes sostenibles, como corredores de buses y ciclovías. Estos elementos, presentes en el diseño original, finalmente no se implementaron, bajo el falso argumento de que forzaban a eliminar árboles. En cambio, AVO incluiría “ciclopaseo” que hace poco se abrió al público.

Este paseo, si bien es algo valioso y preferible a no tener nada, solo cumple con el mínimo y desperdicia una buena oportunidad de generar infraestructura cicloinclusiva de calidad.

Con solo 2,4 metros de ancho, el mínimo para una ciclovía bidireccional según el Minvu, este sinuoso paseo no permite pedalear “a dos fondos” (algo muy deseable al pasear) ni adelantar de forma cómoda cuando el flujo es alto. Tampoco conecta con puntos importantes para la intermodalidad, como el] Metro Escuela Militar, y en sus intersecciones produce fricción con los flujos peatonales. Por último, el “ciclopaseo” no se conecta con otros importantes ejes cercanos con ciclovías, como el Mapocho 42K y el parque de Av. Tobalaba.

Por la inversión estatal, costos sociales y ausencia de corredor y ciclovías, se esperaba un “ciclopaseo” espectacular. Tristemente se confirma que las prioridades de inversión en infraestructura de transporte mantienen los mismos sesgos del milenio pasado, que tienden a ignorar la bicicleta. Queda esperar, ante la urgencia que presenta la crisis climática, que este sesgo desaparezca de una vez por toda.

Fuente: La Tercera