Michael Widener presentó su investigación acerca de «El Entorno alimentario urbano»

26 de agosto/ La actividad fue organizada en marco de un proyecto Fondecyt, en el que participa la investigadora CEDEUS, Carolina Rojas. La exposición se tituló «Urban Food Environment Research: How time, movement, and (sometimes) big data are transforming the study of food shopping in cities», y fue dictada por el académico Michael Widener, miembro del Departamento de Geografía y Planificación de la Universidad de Toronto.

Widener trabaja en temas de accesibilidad alimentaria en colaboración con la profesora Rojas. Primero, en el marco del proyecto de investigación Fondecyt “An interdependence, social networks, gender approach to understand daily activity-travel and mobility of care in two Chilean cities”, donde han elaborado mapas de accesibilidad de viajes no productivos como las compras de comida para la ciudad de Concepción; También como colaborador internacional del proyecto Anid Covid-19 de huella de carbono, donde Michael Widener aportó en las formas de medir la movilidad por el transporte y compra de alimentos, por ejemplo, sobre el delivery y cómo estas nuevos mecanismos impactan los patrones alimentarios de los hogares en la pandemia.

¿Cómo afecta el entorno alimentario urbano en la salud y bienestar de los habitantes?

La investigación de Widener busca profundizar en la geografía de los comportamientos alimentarios de las personas y cómo éstas se relacionan con el entorno urbano construido a través de un modelo socio-ecológico.

La tesis de partida es que los alimentos a los que se tiene acceso en el entorno inmediato del hogar o del trabajo inciden en la dieta y en la salud de las personas. La investigación vincula la salud física y mental de las personas con las transformaciones del entorno alimentario urbano. Tomando en consideración el acceso, las formas de compra y venta de productos, las rutinas, tiempos de viaje y dietas alimentarias de las personas.

El estudio se realizó en dos barrios de Toronto, socioeconómicamente similares: uno con mejor acceso a la movilización y al alimento y otro más aislado. En total, se recogieron datos de 125 personas a través de una encuesta para entender la dieta, estado de salud, formas de movilización, y luego se registró el movimiento y la alimentación por siete días.

Para la investigadora Carolina Rojas, el aporte de la investigación es muy relevante para «la planificación de ciudades más sanas que permitan y faciliten a las personas el acceso a modos de vida más saludables y sustentables, debido a que los patrones de movilidad y también otros factores como la comida procesada han cambiado la forma en que nos alimentamos. Además, esta presenta diferencias por ingresos y también por el género. Nuestra dieta no sólo es relevante en nuestro hogar, también lo es en nuestros trayectos a la escuela, universidad, trabajo entre otros, incluso en nuestra consciencia sobre el impacto ambiental que provocamos».

Fuente: Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales UC