Estudio revela la necesidad de una planificación territorial ante altas concentraciones de metales


14 de noviembre/ Diario de Atacama/ La investigación realizada por investigadores CEDEUS, detectó altos niveles de mercurio, arsénico, cobre y plomo en los suelos de Copiapó. 

El Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (CEDEUS) de la Universidad Católica y la Universidad de Concepción desarrollaron una investigación que consideró la situación ambiental para efectuar una planificación territorial en Copiapó, la que evidenció la contaminación de los suelos y la necesidad de establecer políticas públicas para la salud de la población.

Según el texto, entre los problemas ambientales que afectan a las ciudades mineras, una de las más graves es la exposición crónica de la población a metales a través del aire, del suelo o aguas. En 2016, el Ministerio del Medio Ambiente (MMA) evaluó numerosos sitios con potencial presencia de contaminantes (CENMA, 2016), entre ellos los «relaves urbanos», e identificó múltiples sitios con contaminantes metálicos, con lo que existen carencias de información con respecto al contenido de metales en los suelos urbanos y periurbanos en la zona de estudio.

RIESGO PARA LA SALUD

CEDEUS realizó un diagnóstico de la condición ambiental de Copiapó, y luego estimó la forma preliminar el riesgo a la salud de la población debido a la ingestión de polvos de calles y suelos enriquecidos con metales. Las concentraciones de metales medidas en suelos y polvos de calles en Copiapó indicaron altos valores para arsénico y cobre. Para ambos elementos se superan en más del 90% de las muestras con respecto a la norma de referencia para suelos urbanos de Canadá.

También, debido a la distribución de las concentraciones de los metales, su enriquecimiento y la estimación de riesgo teórico para la salud, en este análisis se establecieron cinco áreas que deberían ser priorizadas en futuros estudios de evaluación de riesgo o de daño a la salud de la población (no jerarquizadas). «Dos corresponden a zonas residenciales: una en el centro de la ciudad (Área B) y la otra en la población El Palomar en la ribera sur del río Copiapó (Área C). En estas áreas se sugiere establecer un monitoreo ambiental y una caracterización integral del estado de salud, especialmente en niños y niñas para caracterizar adecuadamente la zona y establecer la importancia de los determinantes ambientales y sociales que influyen en el estado de salud de la población», dice el documento.

Sandra Cortés, investigadora CEDEUS, respecto a este punto señaló que «para obtener un apropiado diagnóstico de salud en la infancia se requiere al menos de 2 años para recolectar la información necesaria y relevante al escenario de exposición a contaminantes más importantes. Siempre es apropiado, además, considerar la importancia que tienen los factores de riesgo vinculados a las características sociales del entorno del niño y su familia, así como condiciones propias de los hogares y de su ciudad».

Para la investigadora CEDEUS, Alejandra Vega, y el asistente de investigación, Pablo Moya, «el principal paso para disminuir el riesgo a la salud de la población es disminuir la exposición, por ejemplo limitar el acceso a estos relaves mediante enrejado, definir perímetros de seguridad y señalética informativa. Otra opción es el encapsulado o retiro del material de relave, cuidando remediar el suelo que queda en el sector. Existen diversas técnicas para esto: desde el encapsulamiento con cemento, bio-remediación y otros».

Para la investigadora Alejandra Precht, «el presente estudio, que CEDEUS pone a disposición de la comunidad y de las autoridades, presenta en varías áreas de Copiapó concentraciones de metales que pueden ser utilizados para fijar «áreas de riesgos» en los instrumentos de planificación territorial, de modo de inhibir la construcción de viviendas en dichas áreas.

Sin embargo, las muestras no abarcan toda la comuna por lo que puede ser necesario tomar nuevas muestras. Para ello, el estudio de CEDEUS también proporciona una metodología simple y de menor costo que puede ser utilizada. Además el Ministerio de Medio Ambiente y otros entes también han identificado áreas que pueden ser catalogadas como «áreas de riesgo», de modo que no se utilicen para viviendas o lugares públicos (v.g plazas) sin previa remediación o control del riesgo».

Asimismo explicó que desde la perspectiva de esta investigación, en la planificación territorial se debería considerar que la calidad del suelo sea apta para el uso que se le dará. Definiendo áreas de riesgo en zonas que lo ameriten, en las cuales se debe tomar acciones antes de su uso. Y a futuro, constantando con normas de uso de suelo que pueden ser propuestas por el Instituto Nacional de Normalización (INN) (al igual como se hizo para la norma de agua potable), los valores de esas normas podrían ser incorporados a la Ordenanza de Urbanismo y Construcciones para los usos residencial, área verde y espacio público».

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Fuente: Diario de Atacama