María Isabel Rivera/ ¿Van a sobrevivir las Ciudades?


25 de diciembre/ El Sur/ En contexto de la conferencia PLEA, la investigadora CEDEUS, María Isabel Rivera, realiza una reflexión sobre el futuro de las urbes.

Hace un par de semanas atrás en Santiago participé en la 36 va. conferencia internacional “Sustainable Architecture and Urban Design” (PLEA), organizada por la Pontificia Universidad Católica de Chile y CEDEUS, una de las conferencias más prestigiosas en ámbitos del urbanismo y diseño de la arquitectura sustentable a nivel mundial.

Más de 150 asistentes se reunieron para abordar la interrogante: ¿van a sobrevivir las ciudades? La respuesta no es una, y actualmente tampoco se tiene certeza de que las soluciones puedan lograr resultados satisfactorios. Pero si hay consenso: debemos urgentemente cambiar la dirección de nuestro timón para evitar una catástrofe. Por segunda vez, luego de 20 años, esta conferencia se realiza en Chile.

Diversas problemáticas se plantearon, así como soluciones y estrategias con impacto en la política pública a partir de investigaciones en desarrollo. Dentro de lo más relevante a mencionar es la adaptación al cambio climático. Por ejemplo, ¿cómo enfrentamos las olas de calor, en particular para los grupos más vulnerables como adultos mayores y niñas(os) de escasos recursos? Con el incremento de temperatura a nivel mundial cada año, justo la semana de desarrollo de la conferencia se registró un récord de 34C para el mes de noviembre en Santiago.

Abordar esta problemática requiere repensar el diseño urbano de nuestros espacios públicos actuales, donde se maximice las áreas verdes por sobre las plazas duras de concreto que no entregan sombra de árboles y vegetación que pudiesen reducir las altas temperaturas superficiales de estos espacios urbanos durante el día. Estas áreas verdes además pueden ser lugares de escape a las altas temperaturas al interior de nuestros edificios, donde vivimos y trabajamos. En Chile poco sabemos de las muertes asociadas a las altas temperaturas del aire durante olas de calor. Si a esto lo llevamos a políticas públicas de cómo nos estamos preparando para los efectos del cambio climático, estamos aún más alejados de lo que se está discutiendo e implementando en otros países del mundo.   Suena algo muy lejano, incluso no prioritario para nuestro país, pero no debiese ser así. Pasar calor al interior de nuestro trabajo u hogares no debiese normalizarse.

Otro punto relevante que se abordó es cómo nos hacemos cargo de la informalidad, algo más común para países latinoamericanos como el nuestro, pero que está evidenciando sus impactos en Europa y Norte América, producto de la pandemia y postpandemia, crisis económica, inmigración y guerras.

En nuestro país esta informalidad tiene varias caras. Una en particular ha sido el aumento de campamentos a lo largo del país y el limitado acceso a una vivienda adecuada, lo que se ha traducido en la “mayor crisis habitacional en Chile”. Para enfrentar esto el actual gobierno se ha puesto la meta de entregar 260.000 viviendas para el 2025, de un total de 650.000 que se estiman como déficit habitacional. Es por ello que urge repensar no sólo cómo logramos disminuir esta cifra, sino que más importante aún, cómo logramos entregar viviendas dignas con barrios de calidad para las personas, y que además permitan mitigar los impactos que el cambio climático va a tener en la población más vulnerables del país.

Las soluciones deben venir de la multidisciplina, con todos los actores que inciden en el territorio, no sólo arquitectos urbanistas, ingenieros y constructores a puertas cerradas, sino también de las diversas comunidades locales y nativas que habitan nuestro país. Como lo planteó Cristina Dorador en su charla inaugural: “las soluciones no son sólo tecnológicas, sino que deben ser integrales, culturales, sociales y políticas”

Fuente: El Sur