24 Abr Francisco de la Barrera/ Megaincendios y desarrollo sustentable: ¿Equilibrio, intersección o algo más?
23 de abril/ El Sur/ En una nueva columna, el investigador CEDEUS Francisco de la Barrera, analiza los conceptos de sustentabilidad débil y fuerte, y cuál es su relación con los megaincendios.
¿Qué busca el desarrollo sustentable? Para explicar el propósito del desarrollo sustentable se ha hecho alusión a que es un tipo de desarrollo que busca el equilibrio entre el crecimiento económico, la justicia social y la protección del medio ambiente. También se ha intentado plantear que hay sustentabilidad cuando se intersectan estos tres objetivos. Para sorpresa de muchos, lo anterior es lo que se ha definido hace tres décadas como sustentabilidad débil, dado que ignora que es la naturaleza la que provee de los recursos y servicios ecosistémicos indispensables para el desarrollo social y económico. A su vez, el desarrollo económico depende del capital social (y no al revés), y estos dos aspectos dependen de la naturaleza. Prueba de lo anterior es que si sobrepasamos ciertos niveles de contaminación, sobreexplotamos los recursos, hacemos colapsar la biodiversidad o agravamos el cambio climático, no solo viviremos cada vez peor y «produciremos» menos, sino que ponemos en riesgo nuestra propia persistencia como humanos.
En respuesta a esa sustentabilidad débil, se plantea la sustentabilidad fuerte. Esta abraza un diagrama de «esferas anidadas», que sugiere que la naturaleza, la sociedad y la economía son interdependientes, pero de forma jerarquizada. En otras palabras, no se trata de equilibrar fuerzas opuestas o incorporar un poco de cada fuerza, sino de reconocer que el estado de la naturaleza (o del medio ambiente) es la base para todas las demás consideraciones.
Los megaincendios son un ejemplo perfecto de los estragos de sólo buscar «algunos» equilibrios o hacer «algunas» mezclas (intersecciones), en vez de potenciar un mejor estado de la naturaleza para que sea capaz de ofrecer beneficios y seguridades. No basta con tener consideraciones por el medio ambiente o asegurar no dañarlo, sino que de asegurar que el medio ambiente pueda ser el soporte de nuestro bienestar y no una causa de nuestro malestar. Particularmente, la manera en que se estructura la naturaleza a nivel regional, es decir la manera en que se distribuyen en el territorio las diversas formas de la naturaleza, tanto nativa como introducida, determina no solo los recursos disponibles para su uso en diferentes formas, sino también los beneficios o perjuicios de sus existencias y carencias. Si los megaincendios se propagan por territorios extensos de más de 10.000 hectáreas, no es exclusivamente por el cambio climático, ni por un evento meteorológico extremo, ni por una seguidilla de nuevos focos intencionales, ni por el favor del viento. Se propagan por decenas de miles de hectáreas porque el paisaje tiene una extensa continuidad de ecosistemas con material altamente combustible. En nuestra región estos ecosistemas son plantaciones forestales y áreas invadidas accidental y masivamente por especies asociadas a la industria forestal. Del mismo modo, en otras regiones y en otros periodos de la historia son y han sido otros ecosistemas, como pastizales o cultivos de trigo.
Perseguir la sustentabilidad fuerte implica entonces no simplemente asegurar algunos pequeños remanentes de bosques nativos, o «algo» de agricultura familiar, ni tampoco de solamente introducir «algunas» acciones preventivas o «algunos» cortafuegos. Construir una región fuertemente sustentable implica primero asegurar un medio ambiente donde la naturaleza pueda expresarse y generar seguridad a nosotros mismos, y así sentar las bases para una sociedad sana y activa, que entonces sea económicamente productiva, creativa y diversa, y no simplemente hacer de todo un poco para equilibrar o solo diversificar.