06 Jul Ciudades a dos ruedas
6 de julio/ Revista Vivienda y Decoración/ “Poder viajar con seguridad es un derecho mínimo para el que se necesita una red muy completa, tanto peatonal como de ciclovía, con la debida separación entre sí”, señala la investigadora Lake Sagaris.
No importa cuándo se hable de las mejores ciudades para andar en bicicleta. Por más que pasen los años, los países del norte de Europa siguen siendo un ejemplo en cuanto a desarrollo de infraestructura, con políticas públicas y un diseño urbano centrado en el fomento de este medio de transporte. Ámsterdam y Ultrecht, en Países Bajos, y Copenhague, en Dinamarca, nunca decepcionan y no dejan de innovar para mejorar su red de ciclovías, siendo por décadas los pioneros y referentes mundiales.
Acá estamos lejos de esos modelos desarrollados, pero se ha avanzado mucho y en los próximos meses Santiago comenzará a construir la Ciclovía Metropolitana, que se proyecta como la más larga de Chile, sumando 44 km pedaleables. Esta iniciativa es parte del diseño del plan Nueva Alameda, que implica un tramo de 8 km exclusivo para bicicletas entre Pajaritos y Baquedano –se calcula que puede hacerse en 20 minutos–, al que se unirán 8 ciclovías existentes y 5 proyectadas; una obra de gran impacto que comenzará a construirse a inicios de 2025.
Según la Encuesta Nacional de Medio Ambiente, el 8% de la población que vive en la RM usa la bicicleta como principal medio de transporte, un número que crece cada año y seguirá en aumento gracias a obras como esta. Es lo que ha pasado en otras ciudades que perfeccionan y adaptan de modo permanente su sistema en beneficio de que haya cada vez más usuarios; en el caso de Dinamarca, nueve de cada diez personas tienen una.
“La lección central es que la bicicleta florece y rinde plenamente sus ventajas cuando se integra a medidas que mejoran la caminata, la combinación con el transporte público, las áreas verdes, el patrimonio. Así lo han hecho los líderes mundiales, que son Copenhague y prácticamente todas las ciudades de los Países Bajos, incluyendo las conexiones entre ellas: tienen ciclovías bien hechas a lo largo de cada autopista y entre parques y áreas naturales que se integran así a los viajes cotidianos, no solo de turismo”, comenta Lake Sagaris, doctora en Planificación Urbana y Desarrollo Comunitario de la Universidad de Toronto y directora del Laboratorio del Cambio Social e Investigadora Asociada de CEDEUS.
Según Sagaris, poder viajar con seguridad es un derecho mínimo para el que se necesita una red muy completa, tanto peatonal como de ciclovía, con la debida separación entre sí. “Yo me muevo siempre caminando y en bici. Pedalear 10 km a mi trabajo es una distancia perfecta para llegar siempre de buen humor, gozando de alguna maravilla en el camino, y en buena salud. Una red completa, que mezcla calles “calmadas”, con velocidades de entre 5-30 km/hora, y ciclovías segregadas visual o físicamente, es central para garantizar la vida y el bienestar a toda la población”, agrega esta investigadora canadiense asentada en Chile: “En Canadá y EE.UU., prácticamente todos los servicios de buses tienen portabicicletas, lo que facilita mucho la intermodalidad, y por lo tanto, una vida amable”.
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Fuente: Revista Vivienda y Decoración