Ricardo Hurtubia/ Día Sin Auto

28 de septiembre/ La Tercera/ «Es imperativo avanzar hacia ciudades en que el uso del auto se reduzca su mínimo posible, lo que no será fácil. La buena noticia es que hay mucho espacio para mejorar», indica el investigador CEDEUS Ricardo Hurtubia en este nuevo artículo.

Esta semana se celebró el “día sin auto” tanto a nivel internacional como local. Muchos se preguntarán de dónde viene la idea de esta celebración, que invita a evitar algo que mucha gente considera lo más natural del mundo, casi un derecho adquirido

El uso excesivo del automóvil es uno de los principales problemas de las ciudades modernas. Existen abundantes estudios científicos que analizan las externalidades asociadas al uso del automóvil: congestión, contaminación, ruido, siniestros viales y un uso desproporcionado del escaso suelo urbano, entre otros. La conclusión es que estas externalidades se traducen en importantes costos sociales, en general muy superiores a los impuestos pagados por la compra y uso del automóvil. Lo opuesto ocurre con el transporte público, la bicicleta y la caminata, lo que justifica facilitar su uso o incluso subsidiarlos.

Un estudio realizado en la Universidad Católica de Chile (Rizzi y de la Maza, 2017) estimó que el costo social del uso del automóvil en Santiago es de $500 por kilómetro recorrido (en hora punta). Así, un viaje en auto al trabajo de 5 km de largo implica un costo social de aproximadamente 1,2 millones de pesos al año. Tributos como el permiso de circulación o el impuesto al combustible están lejos de cubrir estos costos (el último, por ejemplo, debería ser al menos 10 veces más alto para lograrlo). Es importante considerar que este valor subestima el impacto de las emisiones de CO2 y el cambio climático, por lo que es razonable asumir que el costo social real del uso del automóvil es muy superior a esos 500 pesos por km.

Es imperativo avanzar hacia ciudades en que el uso del auto se reduzca su mínimo posible, lo que no será fácil. La buena noticia es que hay mucho espacio para mejorar: tanto la Encuesta Origen-Destino 2012 como la Encuesta de Movilidad 2024 indican que, en Santiago, cerca de la mitad de los viajes diarios en auto son de menos de 5 km de largo, y un cuarto de menos de 2 km de largo. Muchos de estos viajes podrían perfectamente realizarse en otros modos, pero no lograremos un cambio mientras sigamos haciendo que moverse en auto sea artificialmente barato.Un camino para esto es la tarificación vial, pero esta medida es políticamente impopular y será difícil de implementar. En el intertanto, debemos tratar de tener ciudades que premien el uso de los modos más beneficiosos para la sociedad y que castiguen (o al menos dificulten) el uso de modos de alto costo social.