José Oliveros y Sebastián Astroza/ La positiva noticia de la prefactibilidad del Teleférico de Talcahuano


1 de octubre/ El Sur/ Sebastián Astroza, investigador CEDEUS, junto a José Oliveros, académico de la Universidad de Concepción, destacan los aspectos positivos en distintas categorías de la instalación de un teleférico en los cerros de la comuna puerto.

El anuncio de un teleférico para Talcahuano es positivo para la ciudad puerto del Biobio por varios motivos. El primero de ellos es que parece ser una solución inteligente a un problema complejo: la movilidad de las personas de un sector que se ha densificado mucho (y que se espera que lo siga haciendo), cuyos viajes al centro de la comuna son un alto porcentaje de los desplazamientos diarios y que posee una topografía (altitud y forma de calles) desafiante para otros modos de transporte. Los teleféricos no sólo son ocupados como atractivo turístico, también se ha evidenciado en varios lugares del mundo que bajo ciertas condiciones- que se presume existen en los cerros de Talcahuano- pueden ser un sistema de transporte público muy eficiente. Es además sustentable, especialmente si se compara con el automóvil particular, y puede reforzar sus beneficios aún más si se integra al sistema de transporte público del Gran Concepción.

Otro motivo para mirar esta noticia con muy buenos ojos es la decisión de estudiar si va a ser financiado vía Concesiones o a través de la empresa EFE. Ya existe consenso a nivel mundial que el modelo de concesiones tiene atributos positivos si se aplica de forma correcta, generando eficiencias en construcción y operación, sinergias, mejores incentivos y espacio para la innovación. También es sabido que es un error definir el modo de financiamiento primero que el proyecto. Lo correcto es estudiar el beneficio que tendría un teleférico, y luego estudiar la mejor forma de financiarlo. En este caso, mediante una empresa estatal o una sociedad concesionaria. Si se llegase a decidir por EFE, no sería su única experiencia fuera de los trenes, pues ya se encuentra licitando la adquisición de infraestructura y operación del biobus.

La noticia es muy positiva por otro motivo: ayuda en la cruzada de explicar a la ciudadanía que una concesión no es símbolo de pagar peaje. El Estado es quien decide cómo se va a pagar por la infraestructura; puede ser con impuestos generales o via cobro por servicio, independiente de quien la financie. Coincidentemente, en Chile las concesiones cargan el mito que deben ser pagadas por los usuarios, pero esto no tiene por qué ser siempre el caso. Perfectamente una carretera concesionada podría no cobrar peaje (ser gratis y pagada con impuestos) y un teleférico construido y operado por el Estado podría cobrar, aunque sea parcialmente, a los usuarios por utilizarlo. La pregunta de fondo siempre debería ser ¿Quién debe pagar por esa infraestructura, todos los chilenos, o solo quienes la utilizan?

Fuente: El Sur