María Paz Trebilcock/Riesgo versus resiliencia en las políticas de seguridad urbana

Por María Paz Trebilcock / Investigadora del cluster Planificación Integrada

La resiliencia urbana ha sido un término que ha adquirido bastante relevancia en el último tiempo y que se asocia principalmente con la capacidad que tienen las ciudades de surgir frente a fenómenos adversos, principalmente asociados a desastres naturales.

Sin embargo, también es un concepto que puede ser vinculado a otros fenómenos del mundo urbano, como son las políticas de seguridad. En Chile, toda la articulación de ellas ha estado configurada en base a dos principios.

El primero tiene que ver con la intervención de los factores de riesgo y vulnerabilidad que se expresan en los territorios mediante situaciones o grupos que se hace necesario intervenir en la medida que portan una mayor probabilidad de estar asociados a situaciones delictuales.

Un segundo eje ha estado orientado a la articulación de una alianza Estado-ciudadanía, en la que, mediante el Plan Seguridad para Todos, que ha sido la hoja de ruta que ha marcado este Gobierno para tratar los temas de seguridad, son los territorios quienes juegan un rol activo en la vigilancia y denuncia de los delitos. Esto supone no solo incrementar las atribuciones de los municipios en la gestión de seguridad, sino que también trabajar para que las comunidades locales estén articuladas en redes vecinales que permitan la generación de este control vecinal.

Sin embargo, en la práctica los vínculos vecinales se encuentran desarticulados, existe un gran nivel de desconfianza entre los vecinos –sobre todo en territorios vulnerables- y la llamada “puerta giratoria” con la que opera el sistema de justicia ha impedido que sean ellos quienes denuncien a aquellos vecinos involucrados en prácticas delictuales. Más bien, el efecto ha sido una privatización en la provisión de servicios de seguridad, en donde las personas actúan de manera individual incorporando sistemas de alarmas u otro sistema de protección de viviendas, cambiando sus prácticas de movilidad o incluso encapsulando más su vida social.

En este escenario, ¿qué alternativas quedan para promover seguridad? Es aquí donde la resiliencia juega un rol fundamental, ya que, al promover las capacidades de las comunidades locales, apelando al sentido de pertenencia e identidad, a los liderazgos de la comunidad y sus recursos fomenta la generación de un capital social que articula los vínculos entre vecinos y abona en la dirección de tener barrios más cohesionados. Sin embargo, esa resiliencia no se va a lograr por si sola en las comunidades, es necesario establecer políticas locales que apelen a esas capacidades, que refuercen los elementos simbólicos de las comunidades y que no solo apelen a la prevención, sino que realmente a articular una comunidad barrial.